El momento es ahora. Es momento de sanarte, de curar tus heridas. Ya no importan las injusticias, los fracasos, las decepciones del pasado.

 

¿Hace cuántos años que venís arrastrando ese dolor? ¿Cuánto tiempo más pensás quedarte instalado en ese dolor, en ese enojo porque te cuesta perdonarte o perdonar?

 

“Cada momento de la vida es una gran oportunidad para elegir el amor sobre el miedo”.

 

La única forma de sanarte es saliendo del victimismo y retomando tu poder personal. Todo lo que te pasó en la vida fue un entrenamiento del Universo para que puedas entrenarte en el perdón, la gratitud, la compasión hacia vos mismo y hacia los demás. Ejerciendo la capacidad de mirar las circunstancias que vivís desde la fe.

 

“La verdadera espiritualidad, no se conoce por lo que decís. Sino por los hechos. La vida no se trata sólo de decir, sino de accionar en congruencia con lo que decís”.

 

Ser espiritual no es estar exento de problemas. Al contrario, tal vez tengas más problemas. Porque la evolución y el crecimiento, provienen de los desafíos.

 

ES TIEMPO DE PONER EN PRACTICA TODO LO APRENDIDO

Muchas veces tenemos toda la teoría pero no la aplicamos. No existe el perdón teórico. No existe “el perdono pero no olvido”. Porque la palabra perdón, significa “olvidar la falta que cometió otra persona contra ella o contra otros y no guardarle rencor ni castigarla”. Es olvidar.

Cuando las cosas salen mal, es en ese momento cuando las personas auténticamente espirituales, se diferencian del resto y no critican, no condenan. Sino que, perdonan, agradecen y aprenden.

La clave de la transformación, es cómo reaccionás ante lo que sucede, cuando no es lo que vos deseás. Esto te va a llevar a un destino o a otro. Cuando te sucede algo: ¿criticás, odiás, te quejás, te enojás? o ¿perdonás, agradecés y aprendés?

 

Comprometete a ser sincero con vos mismo. La verdad te hace libre, saber realmente en qué te equivocaste, en qué acertaste, tomando consciencia y 100% de responsabilidad de tus errores y aprendizajes. Aceptando que son lecciones que la vida nos regala, para poder aprender y evolucionar. Ese es el verdadero camino espiritual.

 

Nuestras “desgracias”, traen bendiciones encubiertas. Todo aquello que vivimos como que es un horror, una desgraciada, detrás de eso hay bendiciones. No vas a ser consciente de esas bendiciones si te quejás, si criticás y si culpás a los demás por lo que te pasa. Si no podés detectar cuáles son esas bendiciones, buscalas, existen, son. Sólo escuchando tu alma y mirándolo desde la fe que mueve montañas, vas a poder verlas y apreciarlas.

Todos los hechos buenos o malos en apariencia, desencadenan otros, que siempre son para nuestro mayor beneficio. El Universo siempre conspira a favor tuyo, lo creas o no… Porque siempre es para tu aprendizaje. Recordá que venimos a esta tierra, a aprender. Por lo tanto, lo que suceda, es parte de un aprendizaje.

“Detrás del desafío está la bendición y ese es el gran milagro”.

 

No podés tener todas las bendiciones que deseás, si no tenés el alma en paz, relajada. Si no te perdonás y perdonás.

Si pensás permanentemente en lo que sucedió en tu pasado, estás reforzando tu experiencia y la vivís constantemente. Acordate que donde ponés el foco de atención, crece tu energía. Lo que hace el perdón es liberarte de vivencias y emociones dolorosas del pasado, para crear nuevas experiencias en el aquí y ahora, que es lo único que existe. Si vos estás lleno de ira, rencor, angustia y lo recordás permanentemente, no tenés espacio para vivir otras experiencias.

 

El perdón es para vos. Porque el dolor que sufriste por la experiencia, lo estás viviendo vos…

 

Y lo que enviás al otro, te afecta a vos, porque somos uno. En la física cuántica, es el “entrelazamiento cuántico”. Estamos todos conectados energéticamente.

Cuando el alma siente dolor, te encerrás, no querés salir de tu caparazón. Pero si te tratás con amor, como cuando tratás a un niño o a alguien que amás mucho, te empezás a sentir más reconfortado y tu alma progresivamente va desplegando todo su potencial… Y a partir de ahí, nadie te para, estás en tu máximo de energía.

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