Para convertirte en quien siempre tuviste que haber sido, tenés que dejar de ser quien venís siendo…

 

Un alma plena atrae bendiciones, abundancia, relaciones saludables, los sueños te alcanzan a vos, tenés la energía bien alta, te sentís vital y disfrutás más de la vida.

 

Sé humilde, sé honesto con vos mismo. ¿Te duele lo que ves de vos? ¿Te duelen tus sombras, tus miserias? Lloralas y aceptalas. Aceptalas…

 

Comprometete con tu cambio, con tu transformación.

De nada sirve que creas que sos algo que no sos. Acordate que la verdad te hace libre. 

Podés cambiar tu vida en un instante a través del perdón. Decidiendo que no tolerás más, que no soportás más la forma en la que estás viviendo hoy.

Y para eso, necesitás sinceridad, aceptación y compromiso con vos mismo. Para sanar tu alma, tenés que tener conciencia, aceptación y una nueva visión de quién deseás ser. 

Necesitás que tu alma esté en paz. Y para que tu alma esté en paz, es condición que dejes de pensar en agradar a los demás. Si se da, buenísimo. Y si no se da, sé fiel a vos mismo.

Por si nadie te lo dijo, recordá que sos espectacular, que sos luz, sos abundancia, sos único, sos perfecto, que nunca hubo ni va a haber alguien igual a vos porque sos único, sos amor incondicional.

 

Confiá en tu poder interior, para ser quién deseás ser. Soñá en grande. Creé en tus sueños. Los milagros son la consecuencia de atreverse a creer. 

 

Si no ves resultados hoy a tus cambios, no significa que no los vayas a ver dentro de un año. Porque no sabés cuándo se materializa. Recordá que el tiempo espiritual, el tiempo del campo cuántico, es diferente a los tiempos de la tierra.

Te dejo con estas preguntas: ¿Quién fuiste? ¿Quién sos? ¿Quién vas a ser?
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