El Universo opera por medio de un intercambio dinámico. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía del Universo. Vivimos en un Universo dinámico, no estático. Nuestro cuerpo, mente y alma, están en constante interacción dinámica con el Universo. Nuestra energía es una manifestación de la energía del Universo. 

 

Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, vamos a mantener la abundancia del Universo en nuestras vidas. 

 

El fluir de la vida es lograr mantener un equilibrio de interacción en armonía, de todos los elementos que componen nuestra existencia. Esta armoniosa interacción opera a través de la ley del dar y de recibir. Por lo tanto, para recibir, primero hay que dar. De esta manera, fluimos en la abundancia del Universo infinito. 

Al no tener consciencia de la ley del dar, por ejemplo, en muchos casos, se obstruye el dinero. El dinero también es energía. Por lo tanto, si nuestra intención es sólo aferrarnos a él, cortamos el flujo e impedimos que circule. Para que la energía fluya, hay que mantenerla en circulación. Como si fuera un río, el dinero tiene que mantenerse en movimiento. Si no, se estanca. La circulación del dinero es lo que lo mantiene vivo y en movimiento. Y ese dinamismo es necesario para la vida. 

 

Toda relación es dar y recibir. El dar es la semilla del recibir y el recibir es la semilla del dar. 

 

Porque todo es un continuo. La vida es un continuo. No hay principio ni fin. Entonces, si querés recibir dinero, da dinero. Si vos querés recibir amor, da amor. Si querés recibir respeto, da respeto, respetá. Porque recibir es lo mismo que dar. Son aspectos diferentes del flujo de energía del Universo. Son dos caras de una misma moneda. 

En toda semilla está contenido el árbol. Entonces, si vos acaparás, guardás la semilla y no la ponés en suelo fértil, se muere. Cuanto más das, más recibís. 

 

Todo lo que tiene valor en la vida, sólo se multiplica cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, no vale la pena ni darse ni recibirse. 

 

Si al dar, sentimos que perdimos algo, lo que dimos no genera abundancia. Cuando das quejándote y sentís que perdiste algo, no está la verdadera intención de la creación detrás de ese dar. Por lo tanto, no hay abundancia. 

 

LA INTENCION DEBE SER CREAR FELICIDAD PARA QUIEN DA Y RECIBE

La retribución es directamente proporcional a lo que das, cuando realmente das de corazón y con un acto incondicional. En el momento que dás, realmente debés sentir felicidad. Practicar la ley del dar, es más simple de lo que creemos. 

La manera más sencilla de obtener lo que queremos, es ayudar a los demás a conseguir aquello que desean. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearles desde el corazón, a todo el mundo, todas las buenas cosas de la vida. 

 

Nosotros funcionamos por electromagnetismo. Atraemos lo que somos. 

 

Es una frecuencia de vibración que emitimos a través de nuestros sentimientos. Entonces, si yo quiero amor, y pienso y siento odio, voy a atraer odio. Por ley de atracción, atraemos lo que pensamos, lo que sentimos, lo que somos.

La sola idea de dar, la intención de dar, el deseo de dar, una oración, ya tienen el poder de afectar a los demás. Esto se debe a que nuestro cuerpo, en esencia, es emisor de energía e información, en medio de un Universo, que también es energía e información. 

 

Estamos todos interconectados. Somos uno. Somos partes individuales de consciencia, en un Universo consciente. Esa conciencia tiene forma de pensamiento. 

 

Porque el Universo es mental. Y el pensamiento tiene el poder de transformar. Porque la realidad se crea desde la intención, el pensamiento, el sentimiento y la acción. La mejor manera de ejercer esta ley, de poner en funcionamiento la circulación, es tomar la decisión de que cada vez que estemos con un otro, vamos a darle algo. Para su felicidad y para la propia felicidad.

 

Las cosas más importantes en la vida no son materiales.

 

Porque podés estar pensando que no tenés prácticamente dinero o cosas materiales para vos, entonces, ¿cómo le vas a dar al otro? Podés dar una sonrisa, buen trato, podés rezar por el otro, podés dar tu lugar en una fila, para que avance antes que vos, podés darle amor, afecto, prestarle atención… 

Cuando te encuentres con alguien, intencioná para que esa persona tenga alegría, bienestar, felicidad. Es mucho más poderoso de lo que creés, el “ser” generoso desde el silencio. Cuando vas a la casa de alguien, siempre llevá algo. Podés llevar a la casa de alguien “un decir”: “qué linda es tu casa”, “qué acogedora”, “qué bien se te ve”. Podés llevarle una flor de tu jardín, un papel escrito, diciéndole cosas lindas. 

A medida que recibís más, aumenta tu capacidad de dar. Tomemos la decisión de dar en todo momento, porque en el momento que estamos dando, estamos recibiendo.

Cuanto más das, más vas a ver que esta ley funciona, porque vas a ver los milagros. Entonces cada vez vas a dar más, porque cada vez vas a recibir más…

 

Nuestra verdadera naturaleza es prosperidad y abundancia. El campo cuántico es de posibilidades infinitas. Por lo tanto, es necesario que tomemos consciencia y creamos que ya somos ricos, independientemente del dinero que tengas. Porque la fuente de toda la riqueza está en el campo cuántico.

Es tu propia consciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad; la alegría, la paz, la armonía, el conocimiento. Todo lo demás llega espontáneamente. Para esto, es necesario recibir con gratitud todo lo que la vida te de. “Estoy abierto a recibir de los demás…” Y tener compromiso con vos mismo de mantener el flujo energético de dar y recibir. 

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